El blog Oliverrock’s Weblog hace una interesante reflexión sobre el futuro del audiovisual valenciano y el importante papel que ATRAU puede y debe jugar en él. Aquí tenéis la transcripción
ATRAU, semilla de futuro
En la sección Prisma Informativo de la revista Perinquiets aparece una veraz y completa información de Joaquim Labiós De Vriese, profesional de la comunicación, sobre la asamblea (más o menos) constitutiva de Atrau (Associació de Treballadors de l’Audiovisual) . Atrau es un ejemplo de cómo en España va urdiéndose la sociedad civil que nos salvará de la hybris, el desorden, la desmesura social alimentada por los políticos y los grandes industriales y financieros de este país y de los aledaños.
Estuve en esa asamblea para asociarme a Atrau. Se reúnen (nos reunimos) en ella profesionales del audiovisual, en su mayoría técnicos cualificados y experimentados en RTVV, empresa que sirvió de estímulo a la industria audiovisual valenciana, alicantina y castellonense. Al producirse la reestructuración laboral (que no financiera ni de gestión), la mayoría se han quedado en la calle. Mil profesionales altamente cualificados en tecnologías audiovisuales, de comunicación, de realización de grabación , de iluminación, de montaje, de transmisión, de documentación, de producción, etc. sin ninguna perspectiva de trabajo no podían cruzarse de brazos y esperar a que bajara un ángel del cielo y les contratara. Lo más probable es que la tierra se llene de demonios ávidos por contratar a profesionales por sueldos irrisorios y sin unas condiciones laborales dignas pactadas.
Las asociaciones profesionales, los gremios, los sindicatos, están para eso.
Lo destacado de la asamblea de Atrau es que desde la mesa se plantearon todas las cuestiones que es necesario resolver para poner en marcha la iniciativa y hacerla perdurable. Y desde el público asistente se realizaron puntualizaciones, se opusieron puntos de vista, se anticiparon problemas y dificultades de un modo fluido y natural. La atmósfera era de espontánea colaboración. He estado en numerosas asambleas de diverso género a lo largo de mi vida, también constitutivas, y he visto más vanidad, más intransigencia, más intereses creados y ocultos, más envidias y mala leche que deseo de sacar adelante un proyecto solidario (no en el sentido de generosidad altruista, sino de unidad frente a una amenaza o enemigo común).
La asamblea de Atrau fue una prueba de que la sociedad española está cambiando. Y cuaje o no cuaje, será un hito más en el camino hacia el saneamiento de un (o varios) país asfixiado por la corrupción y los intereses espurios.
Me inscribí en Atrau como supuesto guionista, oficio que he ejercido poco en mis treinta y tantos años en los medios. No hay periodistas en Atrau (o deben ser muy pocos y nada sobresalientes). Los periodistas son una casta aparte.
Esto es tema de un estudio sobre la decadencia del periodismo en estos tiempos, porque la decadencia del periodismo es en gran medida la decadencia del periodista, que se tiene por un profesional noble en un escenario cuya tramoya mueve un vulgo sudoroso y maloliente. Como esto no es así (nunca lo ha sido), el periodismo se está convirtiendo en un escenario propio de la etapa feudal de la historia, donde unos cuantos señores contratan a algunos vasallos que a su vez reclutan mesnadas. El problema es que las mesnadas no son de burdos e ignorantes siervos de la gleba, sino de profesionales que saben más que los periodistas, que a veces son ellos mismos periodistas titulados y cuyo oficio es manipular aparatos que los periodistas tradicionales no manejamos con la misma soltura. Como digo, esto es materia de un ensayo documentado. Algún día lo haré, amenazo.
Por último quiero sacar a colación un asunto que parece artificialmente ajeno a las asociaciones profesionales. La acción sindical. Lo que más interesaba a los asistentes de la asamblea de Atrau era qué tipo de servicios podría proporcionar la asociación: básicamente asesoramiento laboral y fiscal, y asesoramiento de contrataciones. Pero algunos preguntaban qué tipo de defensa podría ofrecer Atrau a profesionales que se han quedado sin empresa y deberán venderse al mejor postor o al postor más accesible. Temen la indefensión sindical. Y me sorprendió escuchar desde la mesa un argumento que no es nuevo, que es muy viejo: Atrau no es un sindicato, casi estaban diciendo que Atrau no podía ser un sindicato.
¿Por qué?
¿Miedo a hacer la competencia a los sindicatos establecidos? ¿Respeto y veneración ancestral hacia ellos? ¿Prevención y deseo de no meterse en ese tipo de berenjenales, negociación colectiva o privada, defensa de intereses privados lesionados, etc?
No es que yo crea que los sindicatos son una bestia negra que ha de someterse, o de lo contrario. El tema es complejo. Pero sí es un hecho que los sindicatos españoles no han entendido el papel de los medios audiovisuales y de sus trabajadores, si no era para utilizarlos.
Lo curioso es que las diversas asociaciones profesionales del ramo, periodistas, fotógrafos, cámaras, técnicos de sonido, etc se han escudado detrás del mismo argumento: no somos un sindicato, no podemos serlo.
¿Por qué?
En los países tecnológicamente más avanzados, las asociaciones profesionales, a parte de los servicios que Atrau se dispone a ofrecer, son básicamente sindicatos. Recuérdese la huelga de guionistas de Hollywood de hace unos años; los guionistas no son un cuerpo profesional que trabaje masivamente o en grupo, sino todo lo contrario.
Vale que la industria audiovisual valenciana, incluso la española, esté a años luz de la norteamericana. Pero eso no es razón para que los que trabajamos en ella nos podamos constituir para defender con la mayor eficacia nuestro oficio, nuestros derechos. Si no, ¿qué necesidad hay de formar Atrau?
Cabe decir que Atrau no sólo va a ser el receptáculo de los expulsados del paraíso perdido de RTVV, sino de bastantes profesionales que se ganan o se han ganado la vida en productoras que han servido a RTVV, y que han realizado productos para el mercado no audiovisual. Todo el mundo prevé que la industria audiovisual valenciana está en las últimas. Sin embargo, todo el mundo está de acuerdo en que este sector de tantos trabajadores cualificados tiene un futuro más sólido que otras profesiones que parecen periclitadas.
Yo creo que Atrau es una de las semillas de ese futuro. Ánimo, compañeros.
ATRAU, semilla de futuro
En la sección Prisma Informativo de la revista Perinquiets aparece una veraz y completa información de Joaquim Labiós De Vriese, profesional de la comunicación, sobre la asamblea (más o menos) constitutiva de Atrau (Associació de Treballadors de l’Audiovisual) . Atrau es un ejemplo de cómo en España va urdiéndose la sociedad civil que nos salvará de la hybris, el desorden, la desmesura social alimentada por los políticos y los grandes industriales y financieros de este país y de los aledaños.
Estuve en esa asamblea para asociarme a Atrau. Se reúnen (nos reunimos) en ella profesionales del audiovisual, en su mayoría técnicos cualificados y experimentados en RTVV, empresa que sirvió de estímulo a la industria audiovisual valenciana, alicantina y castellonense. Al producirse la reestructuración laboral (que no financiera ni de gestión), la mayoría se han quedado en la calle. Mil profesionales altamente cualificados en tecnologías audiovisuales, de comunicación, de realización de grabación , de iluminación, de montaje, de transmisión, de documentación, de producción, etc. sin ninguna perspectiva de trabajo no podían cruzarse de brazos y esperar a que bajara un ángel del cielo y les contratara. Lo más probable es que la tierra se llene de demonios ávidos por contratar a profesionales por sueldos irrisorios y sin unas condiciones laborales dignas pactadas.
Las asociaciones profesionales, los gremios, los sindicatos, están para eso.
Lo destacado de la asamblea de Atrau es que desde la mesa se plantearon todas las cuestiones que es necesario resolver para poner en marcha la iniciativa y hacerla perdurable. Y desde el público asistente se realizaron puntualizaciones, se opusieron puntos de vista, se anticiparon problemas y dificultades de un modo fluido y natural. La atmósfera era de espontánea colaboración. He estado en numerosas asambleas de diverso género a lo largo de mi vida, también constitutivas, y he visto más vanidad, más intransigencia, más intereses creados y ocultos, más envidias y mala leche que deseo de sacar adelante un proyecto solidario (no en el sentido de generosidad altruista, sino de unidad frente a una amenaza o enemigo común).
La asamblea de Atrau fue una prueba de que la sociedad española está cambiando. Y cuaje o no cuaje, será un hito más en el camino hacia el saneamiento de un (o varios) país asfixiado por la corrupción y los intereses espurios.
Me inscribí en Atrau como supuesto guionista, oficio que he ejercido poco en mis treinta y tantos años en los medios. No hay periodistas en Atrau (o deben ser muy pocos y nada sobresalientes). Los periodistas son una casta aparte.
Esto es tema de un estudio sobre la decadencia del periodismo en estos tiempos, porque la decadencia del periodismo es en gran medida la decadencia del periodista, que se tiene por un profesional noble en un escenario cuya tramoya mueve un vulgo sudoroso y maloliente. Como esto no es así (nunca lo ha sido), el periodismo se está convirtiendo en un escenario propio de la etapa feudal de la historia, donde unos cuantos señores contratan a algunos vasallos que a su vez reclutan mesnadas. El problema es que las mesnadas no son de burdos e ignorantes siervos de la gleba, sino de profesionales que saben más que los periodistas, que a veces son ellos mismos periodistas titulados y cuyo oficio es manipular aparatos que los periodistas tradicionales no manejamos con la misma soltura. Como digo, esto es materia de un ensayo documentado. Algún día lo haré, amenazo.
Por último quiero sacar a colación un asunto que parece artificialmente ajeno a las asociaciones profesionales. La acción sindical. Lo que más interesaba a los asistentes de la asamblea de Atrau era qué tipo de servicios podría proporcionar la asociación: básicamente asesoramiento laboral y fiscal, y asesoramiento de contrataciones. Pero algunos preguntaban qué tipo de defensa podría ofrecer Atrau a profesionales que se han quedado sin empresa y deberán venderse al mejor postor o al postor más accesible. Temen la indefensión sindical. Y me sorprendió escuchar desde la mesa un argumento que no es nuevo, que es muy viejo: Atrau no es un sindicato, casi estaban diciendo que Atrau no podía ser un sindicato.
¿Por qué?
¿Miedo a hacer la competencia a los sindicatos establecidos? ¿Respeto y veneración ancestral hacia ellos? ¿Prevención y deseo de no meterse en ese tipo de berenjenales, negociación colectiva o privada, defensa de intereses privados lesionados, etc?
No es que yo crea que los sindicatos son una bestia negra que ha de someterse, o de lo contrario. El tema es complejo. Pero sí es un hecho que los sindicatos españoles no han entendido el papel de los medios audiovisuales y de sus trabajadores, si no era para utilizarlos.
Lo curioso es que las diversas asociaciones profesionales del ramo, periodistas, fotógrafos, cámaras, técnicos de sonido, etc se han escudado detrás del mismo argumento: no somos un sindicato, no podemos serlo.
¿Por qué?
En los países tecnológicamente más avanzados, las asociaciones profesionales, a parte de los servicios que Atrau se dispone a ofrecer, son básicamente sindicatos. Recuérdese la huelga de guionistas de Hollywood de hace unos años; los guionistas no son un cuerpo profesional que trabaje masivamente o en grupo, sino todo lo contrario.
Vale que la industria audiovisual valenciana, incluso la española, esté a años luz de la norteamericana. Pero eso no es razón para que los que trabajamos en ella nos podamos constituir para defender con la mayor eficacia nuestro oficio, nuestros derechos. Si no, ¿qué necesidad hay de formar Atrau?
Cabe decir que Atrau no sólo va a ser el receptáculo de los expulsados del paraíso perdido de RTVV, sino de bastantes profesionales que se ganan o se han ganado la vida en productoras que han servido a RTVV, y que han realizado productos para el mercado no audiovisual. Todo el mundo prevé que la industria audiovisual valenciana está en las últimas. Sin embargo, todo el mundo está de acuerdo en que este sector de tantos trabajadores cualificados tiene un futuro más sólido que otras profesiones que parecen periclitadas.
Yo creo que Atrau es una de las semillas de ese futuro. Ánimo, compañeros.